Antecedentes históricos:

Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, se celebraba en Alosno la efeméride de la Santa Cruz el día 3 de mayo con una misa en el templo parroquial y la bendición de la más antiguas de las cruces, la de la Calle Santos. Con el tiempo comenzó a celebrarse el día de la Cruz Grande en el primer fin de semana. Lo de ampliar los festejos al segundo fin de semana, conocido como Cruz Chica, fue consecuencia de una mayoritaria petición de las gentes dependientes de las minas que percibían su salario el segundo sábado de mes. Parece ser que era en la Cruz Chica cuando venían los mineros de Tharsis a bailar.

Se conserva un documento del año 1909 que describe la Fiesta de las Cruces de Mayo de Alosno de forma muy similar a como se desarrollan en la actualidad. En el año 1950, Julio Caro Baroja visita Alosno y describe la fiesta. En aquel año se colocaron trece cruces siendo las más lujosas las de la calle Nueva, Real y Rico.

Documental Aleman de 1962 «Musik der Alten Welt» (Música del Mundo Antiguo) Dirigida por Hans Stumpf. A partir del min  17 y 52s

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Fotografias extraidas del documental Aleman de 1962 «Musik der Alten Welt» Dirigida por Hans Stumpf.

“…. en ningún pueblo se celebra con el lujo y entusiasmo de aquí. En ella se cifran todas sus esperanzas y anhelos, en ella está el porvenir venturoso o triste de sus vidas. Inquietud y alegría para los jóvenes. Angustia para los padres. Más que el pan diario, apenas pasada una fiesta, los padres han de cuidar el traje que su hija lucirá en la próxima para que no desmerezca y saque novio. Y a costa de mil sacrificios, pobres y ricas se confunden en lujo y elegancia. En cada calle se celebra un fiesta de la Cruz de Mayo. Una semana antes, cada mayordoma, ayudada de vecinas, empieza a adornar la Cruz con joyas que le prestan, seguras de que no han de perderse. Por las noches en cada salón de baile brilla la Cruz adornada con flores. Techo y paredes están cubiertos con colgaduras y cortinas de antiguos encajes; sobre ellas se destacan espejos, guirnaldas de rosas, cuadros, lazos y otros adornos. Por todas partes lucen los quinqués. Sentadas en el escaño aparecen las muchachas bailadoras. Visten con elegancia y lujo inconcebibles en mujeres de pueblo. No hay rostros feos, bien por compostura o de natural. Predominan las morenas de ojos negros. Arde el salón en alegría. Fuera cantan los mozos llegados. Cuando entran lo hacen silenciosos, tímidos. Al fin, uno saca a la primera muchacha. Suenan las guitarras, panderetas y castañuelas, o coplas a palo seco y la pareja baila. Cuando acaba el ciclo de tres sevillanas se suele cambiar de pareja. Si el mozo no lo hace en dos o tres veces es síntoma de que la muchacha es de su preferencia. Las viejas madres sentadas al fondo constatan el hecho. Se va un grupo de mozos y entra otro. El ciclo de baile se sucede, sacando a bailar a otras mozas. Así hasta el amanecer. …”

Documento fechado en 1909 extraído del libro

“Alosno, palabra cantada”

de D. Manuel Garrido Palacios.

/…..En la madrugada del sábado al domingo, a partir de media noche, se abren los salones donde están instaladas las cruces, llamados “colas”, que desde días antes han sido preparadas por las mujeres. El número de colás que se instalan en Alosno puede variar cada año, pero oscila entre 10 y 15. Son las mujeres de una calle o zona las que se agrupan para organizar y montar la “colá”. En todas ellas, de plantas más o menos rectangulares, la cruz queda situada enfrente; bajo ésta y en los contornos de la habitación se ponen sillas y bancos donde se sientan las mujeres ataviadas con sus mejores galas, cada una, según su edad y estado civil, en un lugar predeterminado: casada y mujeres mayores bajo la cruz, niñas y adolescentes a la izquierda de éstas, y mozas casaderas a la derecha. El rectángulo se cierra también con bancos y sillas para los visitantes dejando un pequeño pasillo para acceder a la zona central vacía, el “llano”, donde se baila.

Mientras que las mujeres permanecen en sus “colás”, cantando sevillanas y esperando, los hombres forman “reuniones”, grupos de amistad que pasean por las calles con sus guitarras, cantando fandangos “alosneros”, y bebiendo de las bebidas que ellos mismos portan en canastos de caña. Recorren el pueblo visitando cada “colá”.

Cuando una “reunión” llega a visitar una “colá”, el grupo de hombres se queda en el espacio de entrada y quien de ellos desee bailar, se acerca por el pasillo a la mujer escogida mostrándole su deseo. Dependiendo de las dimensiones del “llano” y de cuántas quepan, se forman varias parejas para bailar. Todos cantan seguidillas para que las parejas bailen, los hombres de la “reunión” acompañando con sus guitarras y las mujeres con panderetas y palillos. Una vez terminada las tres seguidillas, el hombre da a la mujer con la que ha bailado algo de dinero (antes “una perrilla para la luz”), y ésta se lo entrega a la mujer “mayor” que lleve las cuentas. De nuevo la mujer se sentará en su lugar hasta que otro hombre la vuelva a sacar a bailar.

Cuando la “reunión” de hombres ha permanecido un tiempo en una “colá” cantando y bailando, se manchan a visitar otra, permitiendo que otras “reuniones” puedan acceder y continuar la fiesta, y siguiendo su recorrido por todas las “colás” del pueblo.

La Cruz transcurre de esta manera, de “colá” en “colá”, hasta el amanecer…../

(Extracto del Expediente realizado por la Consejería de Cultura sobre la Cruz de Mayo en Alosno para su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz)

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Fotografias extraidas del documental Aleman de 1962 «Musik der Alten Welt» Dirigida por Hans Stumpf.

Cruz Grande

En la madrugada del domingo, a partir de media noche, se abren los salones donde están instaladas las cruces, llamados “colas”, que desde días antes han sido preparadas por las mujeres. El número de colás que se instalan en Alosno puede variar cada año, pero oscila entre 10 y 15. Son las mujeres de una calle o zona las que se agrupan para organizar y montar la “colá”. En todas ellas, de plantas más o menos rectangulares, la cruz queda situada enfrente, bajo ésta y en los contornos de la habitación se ponen sillas y bancos donde se sientan las mujeres ataviadas con sus mejores galas, cada una, según su edad y estado civil, en un lugar predeterminado: casada y mujeres mayores bajo la cruz, niñas y adolescentes a la izquierda de éstas, y mozas casaderas a la derecha. El rectángulo se cierra también con bancos y sillas para los visitantes dejando un pequeño pasillo para acceder a la zona central vacía, el “llano”, donde se baila.

Mientras que las mujeres permanecen en sus “colás”, cantando sevillanas y esperando, los hombres forman “reuniones”, grupos de amistad que pasean por las calles con sus guitarras, cantando fandangos “alosnero”, y bebiendo de las bebidas que ellos mismos portan en canastos de caña. Recorren el pueblo visitando cada colá.

Cuando una “reunión” llega a visitar una “colá”, el grupo de hombres se queda en el espacio de entrada y quien de ellos desee bailar, se acerca por el pasillo a la mujer escogida mostrándole su deseo. La mujer elegida nunca podrá negarse a bailar con el hombre que le haya escogido. Dependiendo de las dimensiones del “llano” y de cuántas quepan, se forman varias parejas para bailar. Todos cantan seguidillas para que las parejas bailen, los hombres de la “reunión” acompañando con sus guitarras y las mujeres con panderetas y palillos. Una vez terminada las tres seguidillas, el hombre da a la mujer con la que ha bailado algo de dinero (antes “una perrilla para la luz”), y ésta se lo entrega a la mujer “mayor” que lleve las cuentas. De nuevo la mujer se sentará en su lugar hasta que otro hombre la vuelva a sacar a bailar.

Cuando la “reunión” de hombres ha permanecido un tiempo en una “colá” cantando y bailando, se manchan a visitar otra, permitiendo que otras “reuniones” puedan acceder y continuar la fiesta, y siguiendo su recorrido por todas las “colás” del pueblo.

La Cruz Grande transcurre de esta manera, de “colá” en “colá”, hasta el amanecer.

Cruz Chica

Es una repetición del proceso que se sigue en la Cruz Grande pero al fin de semana siguiente.

 

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